La crisis financiera ha desatado una serie de debates, escuchado voces de diferentes sectores.
Lamentablemente, todas estas profundas reflexiones, apuntan a un factor bastante recurrente dentro de la ecuación, los trabajadores.
Así, pareciera que el cuello de botella es una forma de trabajo regulada con una visión desfasada a los signos de los tiempos, la que provoca distorsiones y desequilibrios en el famoso “mercado del trabajo”.
Ya José tenia que enfrentar un crisis semejante que se venia encima de los egipcios, premonisado por su faraón a través del famoso sueño de las vacas flacas devorando a las vacas gordas.
En aquella oportunidad, el estado intervino drásticamente para enfrentar lo que se venia. Llenó los silos de grano, recaudo todo lo que pudiese servir para apalear la escases y, así evitar la hambruna y la desolación del bello Egipto.
En tiempos de crisis hay mucho que hacer y, como siempre, los empresarios solo ven sus propios intereses (el interés propio como diría alguien por ahí), algunos huyen como golondrinas y otros atesoran debajo del colchón.
Como se ve, son muchas las estrategias para enfrentar individualmente las crisis (también tenemos aquellos que construyeron sobre roca o, esta arrimados a un buen árbol).
Pero, la comunidad nacional, con un estado desmantelado de sus empresas estratégicas, empresas reprivatizadas y, con un empresariado que inventa sus propias leyes al interior de sus colonias, no puede enfrentar unitariamente la crisis colocando por sobre los intereses egoístas, los intereses nacionales (y regionales).
Las voces que se levantan hablan de flexibilización de las normas de regulación de la relación laboral, sin considerar como esta relación ha evolucionado desde que se impuso una visión económica neoliberal y, que es la que nos tiene navegando de crisis en crisis, siempre con una zanahoria inalcanzable llamada “desarrollo”.
El desafió de hoy, pensando en la construcción de un país mas justo equitativo e igualitario, tiene que ver con la integración definitiva de los trabajadores y la ciudadanía a niveles de participación mayores para llegar al día en que ninguna ley, acuerdo o tratado, se discuta sin que exista la participación de todos los chilenos. Ese será el día en que Chile será un verdadero país desarrollado, intelectual y sosteniblemente desarrollado.
No podemos pensar en ir buscando intrincadas interpretaciones, ni laberínticas leyes, para resolver los problemas que tienen que ver con el abuso y el efecto de un sistema insustentable, esto solo será un río revuelto, donde solo habrá ganancia de pescadores con buenas redes, tecnología, staff de abogados, contactos en el ejecutivo, legislativo y judicial.
Invito a leer algunas evidencias que han orientado mi reflexión.
Crisis de las AFP: Presentación OIT junio 2009 CENDA Chile
Flexibilización Laboral; Recurriendo a Viejas Triquiñuelas:
Felipe Berríos aboga por flexibilidad laboral en el mercado del trabajo
“Aunque sea polémico, creo que debiéramos tener una ley de flexibilidad laboral, con todos los mecanismos para evitar que se abuse, pero no podemos estar legislando pensando siempre en los abusadores”, señaló el religioso. Asimismo el director de Un Techo Para Chile dijo que “hay más de dos millones de chilenos que darían lo que fuera por tener trabajo”.
Por El Mostrador
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